Las Joyas de Irán – Son sus gentes: entrañables, educados, cariñosos, curiosos. Buena gente … hablo obviamente del pueblo.
Persia. Merece la pena. En todo momento te sientes seguro y cómodo. Explicar esto no es posible, hay que vivirlo.
Lo que te puedo mostrar son las fotos de algunos bellos lugares que hemos contemplado en las tres ocasiones anteriores que pude visitar este gran destino.
Pero si quieres de verdad llevarte a Irán en el corazón. Deberás sentarte en alguno de sus puentes, plazas o parques y esperar a que alguien se acerque tímidamente y entable una conversación contigo… al cabo de media hora el pueblo persa habrá ganado un lugar en tus vivencias.
Por las tardes, la Plaza de Amir Chakmagh se llena de familias que contemplan sus maravillosas cúpulas y fuentes.
¡La plaza de Isfahán es la segunda más grande del Mundo! Siempre animada, competía con Estambul por tener el mejor bazar de la ruta de la seda.
Los arcos de entrada de sus mezquitas son Puertas Estelares… Es sin duda el chiismo dentro del islam, menos agresivo con otras religiones.
Sus leones alados son sencillamente hipnóticos. Persépolis, era la capital el imperio persa. Mucho más avanzados en derechos que los babilonios, abolieron el destierro del pueblo judío, permitiendo el retorno a Jerusalén.
Los puentes de Isfahán son lugares de encuentros, allí se recitan poemas mientras los niños bailan cometas…
Estate atento a los detalles … son infinitamente bellos…
En Irán, la mirada que sabe leer, trasciende lo obvio …
Detalle del Palacio del Sha Reza y Farah Diba
Las cúpulas arrastran tu mirada hacia lo divino
Una cultura muy distinta …
Persépolis es lo que siempre imaginaste y mucho más ….
Y los jóvenes buscan cambiar ….
Los persas han sido grandes maestros en arquitectura…
Viajar a Japón – Ciertamente es un regalo visitar el país Nipón. Pero hacerlo en otoño es un acierto. Fotos 2016.
Este año 2023, del 7 al 17 de noviembre, volvemos a viaja. Si te apetece, viajar en grupo desde Málaga a Japón, pincha en el siguiente enlace: JAPON – Savitur
Kyoto – Esta foto la tome desde una ventana del Santuario de Agua Viva.
Kyoto – Refleja todo lo que esperas ver del Japón tradicional. Cuidada hasta el extremo, es frecuente que sus visitantes, se vistan de manera tradicional lo que le da una gran elegancia.
Koyasan – Un santuario budista, donde te puedes alojar en sus monasterios. También asistir a sus ceremonias y comer frugalmente. Esto último es lo que menos me gustó … pero si quieres vivir la experiencia completa, toca cenar en el suelo y poco variado.
Atardecer desde Monte Fuji con un efecto de mar de nubes. Fue muy especial porque abajo en el lago, estaba tan nublado que, navegando, no alcanzábamos a ver las otras naves (tipo velero) y, sin embargo, en las alturas, el velamen atravesaba las nubes y parecían dragones volando entre las nubes.
Monte Fuji – la mejor panorámica la tienes tomando el teleférico que parte desde el lago Ashi
Monte Koya – Contemplar un sumidero y extasiarte con la belleza de las hojas que lo cubren. Japón está en los detalles. No es fácil en un país superpoblado, sorprenderte con su naturaleza como pasa en America. Sin embargo, Japón es capaz de dejarte embobado con solo tres metros cuadrados.
Koyasan – Los toris o puertas tradicionales, marcan el lugar de un santuario sintoísta. Esta religión, le da una gran importancia a la naturaleza por lo que suelen estar ubicados en lugares, especialmente bellos.
Kyoto – Si sólo pudieras visitar una ciudad de Japón, tendría que ser esta.
La visita del Parque Nacional de los Glaciares: Perito Moreno, Upsala, Spegazzini y el lago argentino se suelen acometer desde Calafate. Una localidad de Patagonia donde gozarás con sus asados.
El parque nacional:
Está muy bien cuidado y sus accesos permiten a personas con limitaciones poderlo visitar en su totalidad (salvo caminar por encima de estos).
Navegar en ferry, será una delicia (salvo en días de viento). Necesitaremos al menos dos días para visitarlos.
Argentina es mucho más que esto, pero, sin los glaciares tampoco has visto Argentina.
Viaje a Japón – Japón es uno de los países que más me han impresionado. El año pasado viajé acompañando a uno de nuestros grupos y me quedaron muchas ganas de volver y recorrer nuevos lugares mágicos del país nipón. Estás son alguna de las fotos que hice…las sensaciones, esas hay que vivirlas, no basta una foto.
Bosque de Bambú en Saga Arashiyama – barrio de Kyoto
Kyoto, situada dentro de un anillo formado por montañas.
Es precisamente en sus bordes, donde se puede visitar sus más bellos templos y parques.
Saga Arashiyama Kyoto.
Miles de veces fotografiado, este bosque y su cerca son una seña de identidad de la ciudad más tradicional de Japón.
Bosque de Bambú en Saga Arashiyama.
Si quieres visitar un pueblo como el de la película: el Último Samurai; este es tu sitio.
Aldea de Shirakawa.
Aldea de Shirakawa
El lago de Kanazawa, es un lugar donde los japoneses rezan por tener una vida longeva y prospera, siguiendo los consejos del Tao.
El Jardín perfecto. Kenroku-en en Kanazawa
Los senderos y canales, aquí aprovechan una orografía desigual al contrario de los parques europeos, que buscan la línea recta y la geometría.
Kenroku-en Kanazawa
Hay 20 diferentes tipos de árboles en este lugar y cada estación del año, su belleza particular.
Kenroku-en Kanazawa
Los canales aprovechan las diferentes alturas y presiones para alimentar sus fuentes, que son las más antiguas de país nipón.
Kenroku-en Kanazawa
Koyasan: un cementerio formado por esculturas cubiertas de musgo, arroyos termales cuyo vaho se une a los jirones de niebla entre árboles inmensos.
Santuario de Koyasan. sin dudas el lugar que más disfruté…. único en el mundo.
Aquí he visto a los peregrinos, introducirse Inter perritos en agua congelada, sin emitir el más leve gesto de inconformismo.
Santuario de Koyasa
Santuario de Koyasan
No se pueden sacar fotos más allá de este puente. Me olvidé de grabar el sonido del OM, emitido por decenas de monjes. Un sonido grave, masculino, nacido de la tierra.
Koyasan santuario
Santuario de Koyasan
Hospedarse en un monasterio, no se hace por la gastronomía, ni por la comodidad del sueño, sino para vivir una experiencia única.
Hospedería de Koyasan
En esta ciudad, los ciervos, conviven con las personas. No me explico cómo han conseguido enseñarles a cruzar los semáforos en verde. Pero lo hacen.
Nara
Uno de los templos más grandes donde los peregrinos vienen a beber sus aguas para sanarse.
Kyoto Templo de Kiyomizudera, el templo del agua pura
El templo dedicado al dios Zorro, lo es también del protector de los negocios. Este animal, mantenía a raya las plagas de roedores que esquilmaban las cosechas de arroz.
Templo de Fushimi Inari Taish
Templo de Fushimi Inari Taisha
Por eso las empresas, donan los Toris – Arcos naranja en tanta cantidad, hasta formar larguísimos pasillos naranjas. Para proteger sus negocios.
Templo de Fishimi Inari Taisha
Templo de Fushimi Inari Taisha
Aqui celebré una ceremonia del Té. Ojalá pronto pueda volver contigo.
Aún estaba en el avión con destino el aeropuerto de Narita (Tokio) acababan de encender las luces de cabina para para prepararnos para el aterrizaje y veo como una Sra. japonesa, toma el edredón y la almohada que nos habían dado y lo dobla.
Edredón de Turkish Airlines
Envuelve en su gasa y ata con un lazo de forma que quedo igual y mejor que como se lo entregaron.
WC Japonés
Ya en el aeropuerto, mientras esperamos las maletas vamos al baño y el WC parece sacado de una película de Stark Trek.
Hay un botón para calentar el asiento, absorber “olores”, otro para camuflar “ruidos”, otro para limpiar la zona “trasera” y otro para limpiar la zona “delantera”.
Superadas las dudas de su uso y el cachondeo del grupo, con nuestras maletas nos dirigimos al encuentro con nuestra guía Keiko San.
Mioko, nuestra guía en Japón
Nuestra guía
Los japoneses son muy ceremoniosos en cuanto a los saludos: lo primero que debes aprender es que no estrechan la mano como nosotros.
Ellos se inclinan cortésmente y depende del grado de inclinación el saludo es más o menos ceremonioso.
El de 45º es el culmen, pero si tienes la espalda como yo, ni lo intentes. Detrás de tu nombre siempre terminarán diciendo “SAN” o sea Toon San, Pepe San, Eulalio San, Mónica San…
Maiko en el barrio de Gión
Costumbres
No verás entre los japoneses usar muchas gafas de sol porque consideran una falta de respeto no mostrar los ojos mientras se habla con otra persona.
De ahí que se protejan del sol usando paraguas (ellas) y ellos con viseras. Las mujeres gustan de protegerse del bronceado (les gusta estar blancas) y no es raro verlas con unos manguitos negros.
Amabilidad
En una semana no hemos visto a Keiko San dejar de sonreír, mostrar un solo minuto de cansancio o parecer aburrida.
El trabajo en Japón es cosa seria pero además os aseguro que en ningún momento tuvimos la sensación de que era una “pose” o una obligación.
No se perdió nadie, no se despisto nadie porque esta Sra., se molestaba antes de empezar cualquier visita en dibujar un plano explicando la ruta de la visita y se cercioraba que todos lo hubiéramos comprendido.
Madres en Japón
A mitad de semana, se disculpó ante mi porque no había conseguido “memorizar” los nombres de todos los viajeros y a veces no supo llamarlos por su nombre.
Tras pasar nuestra primera noche en Tokio, nos dispusimos a visitar el templo de Asakusa.
En sus alrededores vi a un hombre-taxi y dudé si hacerle una foto porque el calor y la humedad eran tremendos y pensé sólo le faltaba que un guiri le hiciera una foto para mandarme a donde “pico el pollo” pero aquí podéis mirar la reacción.
Y no solo este hombre, por todos lados los japoneses con toda amabilidad te dan facilidades para que los fotografíes.
La pulcritud
En otra ocasión del viaje, le entregué a Keiko San un billete de 10.000 yens para pagar un taxi y cuando me trajo la vuelta, esta venía dentro de una bolsita de plástico: con su factura y creo sinceramente que limpió hasta las monedas.
¿Cómo se las apañaría para semejante presentación en 5 minutos?).
Devolución del pago de un taxi
Hotel balneario – Ryokan
Estando alojados en un hotel balneario – Ryokan, tienes que descalzarte antes de entrar en el hotel y meter tus zapatos en una consigna hasta que te marchas.
Bien, anduve descalzo por el entarimado de madera del hotel toda la tarde, cené y cuando me fui a duchar antes de dormir, tras 5 horas de deambular: ¡Los pies estaban más limpios que cuando me quité los zapatos!
El esfuerzo
Y es que desde niños los inculcan al pueblo Nipón un sentido de intentar mejorar su entorno, fijaros en estos niños y en como al encontrarse un caparazón de tortuga, con piedras le forman sus patitas, cabeza y cola.
Niños en Templo Toshogu
El lado oscuro
¿Es el sistema cultural japonés perfecto? Con un altísimo índice de suicidios y depresiones que alcanzan hasta la casa real no lo creo.
La seguridad
Es verdad que los japoneses caminan con grandes cantidades de dinero en efectivo porque la seguridad en sus calles es total y además para no perjudicar al comerciante procuran no pagar con tarjeta de crédito.
Tortuga Toshogu
Sin embargo, llamó mucho mi atención que tanto en Osaka como en Tokio existen dos barrios rojos con presencia de mafias y prostitución.
Los tatus
En el país Nipón, los tatuajes están muy mal vistos porque suelen utilizarlos la Yakuza (mafia japonesa) por tanto cuando paseas por un barrio y ves a hombres en un agosto caluroso con camisas largas….
Las costumbres en el vestir son totalmente diferentes a las nuestras. Aquí no existe el sentido del ridículo o de lo que es o no elegante.
Paseando por Osaka puedes ver chicas y chicos elegantísimos, una treintañera con uniforme escolar muy corto, un chico teñido en “amarillo pollo” y un grupo de amigas todas vestidas como las protagonistas de un dibujo animado.
Ciertamente el japonés se siente libre en ese aspecto.
Chicas vistiendo Kimonos de alquiler durante su visita a Kyoto
Acabo de llegar de nuestro vecino del sur. Tan cerca y tan lejos de nosotros, vengo encantado de haberlo visitado y como se acerca el verano y el trabajo aprieta este artículo estará basado en fotos y un pequeño y ameno texto explicándolo. Pronto volveremos a organizar un grupo. ¿te vienes?
Los mayores.
Cuando paseas por sus calles compruebas con ternura cómo miman las familias a sus mayores. Sentados en la calle, al solecito, perfectamente acicalados pareciera cuestión de orgullo, presumir de ellos.
El sonido de los Pájaros.
Al despertar en Marruecos lo haces acompañado del trinar de cientos de pájaros y por todos lados crotorean las cigüeñas.
Los colores.
Su repostería, sus babuchas, sus encurtidos, su ropa, sus palmerales y hasta sus desiertos son coloridos.
Los oficios y el reciclaje.
Uno piensa a estas alturas que todo se fabrica en China y llegas a Marrakesh, ves lo que son capaces de hacer fundiendo unas latas de conservas de la basura y te pasmas. Esa habilidad para todo la manual se echa a faltar en España, donde lo que no funciona se tira.
Los vespinos, la tracción animal y la laxitud del tiempo.
Ver cómo resuelven los problemas de tráfico dentro del bazar, las señales, los burros, las motos, los peatones es divertidísimo.
Sus paisajes.
Me pasa como cuando voy a Perú: sorprendente la cantidad de ecosistemas en un mismo país: desiertos de dunas de arena, pedregosos, sistemas montañosos como el Alto y Mediano Atlas que te trasportan a Suiza, bosques de cedros que serían la envidia del Líbano, y vastas extensiones de terrenos cultivables. Un placer para la vista.
Sus gentes.
En especial al sur del Atlas, mujeres que recolectan rosas y cuando te acercas interesado por su oficio te regalan todas las flores que llevan cosechadas en el día… los beduinos que te trasportan en camellos por las dunas completamente descalzos y sonriendo a cada instante. Por caerme bien, me caen bien hasta los viejos desdentados que pellizcan los traseros de incautas occidentales en el zoco de Fes. Son gente auténtica.