Carta de mi padre.

Carta de mi padre.

Mensajes que me mandan desde el recuerdo.

He encontrado una joyita. Resulta que, buscando un itinerario en el PC de mi progenitor, he encontrado algunos escritos y reflexiones.

Este en concreto de poco antes de irse de este plano.

Tenía 63 años, año 2004, vísperas de elecciones generales.

Desde la madurez.

Él ya estaba en ese periodo de la vida que te jubilas y se te van marchando los amigos y comienzas a trascender.

Carta de mi padre.

AMIGOS MIOS,

 

A estas alturas, calmadas tantas cosas, apaciguados tantos escozores, remitidas en gran parte las euforias, perdonado que he a tanto ganapán, oídos (nunca escuchados), tanto discurso vacuo, sufrido algunas intervenciones quirúrgicas menores, por fortuna.

 

Cuando constato que el goteo intermitente y cabreante post micción denota, para mi desgracia, que lo firme es ya semirígido y la próstata se dilata.

 

Cuando se confunde el deseo imperioso con el poder ser, estar y permanecer que pasa la vida y se van yendo muchos que la mente más lúcida que nunca estuvo (si lo estuvo alguna vez) pero la memoria comienza a no enhebrar neuronas.

 

Cuando constato que es posible que me queden aún por soportar campañas políticas de variado pelaje.

 

Políticos que mienten y prometen ver a Zeus redivivo, bajadas de impuestos que no se cumplirán y discursos seguidos por multitudes enfebrecidas en recintos que deberían estar dedicados a más nobles procederes y así ad infinitum.

 

No me quejo, no quiero quejarme.

 

A estas alturas de la vida, experimentadas tantas cosas, visitados tantos países, oídos tantos idiomas, admiradas tantas culturas, observada tanta belleza, convivido con tanta gente pobre y noble, asistido a tanto acto inútil, declaraciones de intención por miles a sabiendas que el trepa de turno era incapaz de el más mínimo gesto de honradez.

 

Doy gracias a Dios por todo lo que se me ha dado, otorgado graciosamente, vivido y solo anhelo la PAZ Y ALGÚN AMIGO SINCERO.

Más sobre mis padres

 Savitur

No te creas sus mentiras.

No creas sus mentiras.

 Creo que ya colgué este trozo de una novela de Andrzej Sapkowski pero es que viene que ni pintao para esta época en que todo es amenazas, susto, negrura y pesimismo.

¡A freír monas todos ellos!

No creas sus mentiras.

Mejor pongo sólo mi foto y así no me dejo a nadie fuera. Vosotros sabéis quienes sois mis amigos.

Entonces le dijo la profetisa al brujo: “Este consejo te doy: ponte botas de yerro, toma en la mano un bastón de yerro.

 

Ve con tus botas de yerro hasta el fin del mundo y por el camino agita el bastón y riega todo con lágrimas.

 

Ve a través de la agua y el fuego, no te detengas ni mires a tu alrededor.

 

Y cuando las almadreñas se te desgasten, cuando el bastón de yerro se deshaga, cuando el viento y el calor te sequen los ojos de tal forma que de ellos ni una lágrima acierte a escapar, entonces, en el fin del mundo, hallarás lo que buscas y lo que amas.

 

Pudiera ser”. Y el brujo cruzó la agua y el fuego, sin mirar a su alrededor.

 

Pero no se puso botas de yerro ni tomó bastón. Sólo llevó su espada de brujo.

 

No escuchó las palabras de la profetisa. Y bien que hizo, porque era una mala profetisa.

Cada vez tengo una mayor sensación de ruido, alrededor. ¡Que viene el lobo!

Pues que venga y será el momento de arremangarse, pero de momento, céntrate en el presente. Porque sembrando bien en el ahora, se cosechan buenos frutos.

Sobre el autor

Más peregrinaciones

Historias vietnamitas, quinto y último episodio.

Vietnam

Relato en clave de humor, de un viaje, cuando este país se abría al turismo. Nada que ver con la actualidad.

Le Thanh Giang, el antiguo empleado del presidiario Le Thanh Wuan no eran familia. Resulta que, en Vietnam, Le Thanh es como llamarse Antonio, Juan o Pepe.

A nuestra llegada a Hanoi, nos dirigimos al hotel Renassaince 5*****, 2 cometas y 7 satélites que Mónica había reservado para nosotros.

Vietnam

Casa de Teca

Comenzamos a enderezar el asunto

La quintaesencia del lujo asiático.

Nada más llegar a la recepción contraté el buffet más lujoso del hotel. Os prometo, que, en todo el periplo de la Selva, no tuve ni un solo caso de dolencia estomacal, ni episodios de diarreas en el grupo (quitando el resonar de tripas vacías).

Pero cuando mis niñas vieron esa orgía gastronómica desplegada ante ellas, no pudieron contenerse y se pegaron un atracón tal, que al día siguiente estaban todas tomando Fortasec.

Yo, sin embargo, no me uní al festín porque tenía cita con el Sr. Giang y sentado en la entrada del hotel esperaba su llegada.

El encuentro.

Apareció un muchacho de 19 años en una mobilette con un maletín negro. Tras presentarnos:

Toon: Le, me gustaría hablar con Vd., en un lugar tranquilo, ¿Le parece bien que demos un paseo por la calle?

Le: ¿Va Vd., a pegarme? (¡¡¡esto no es broma, me lo preguntó!!!)

Toon: Hombre, yo lo que quería es tener con Vd., una charla para que me explique qué ha pasado y para ver juntos cómo podemos arreglar esta situación ya que nos quedan dos semanas de viaje.

Aquí no puedo hablar con tranquilidad porque nos puede oír el grupo y prefiero que tengamos privacidad.

Le: entonces de acuerdo.

Caminamos juntos y para romper el hielo, Le me contó que iba a casarse dentro de poco y yo lo felicité. Llegamos a un chiringuito de sillas de plástico y nos pedimos unas Coca Colas.

Una lección de honestidad.

Y Le, ese muchacho frágil con gafas me pidió que le dejara hablar sin interrumpirle. Y yo me presté a escuchar la lección más importante que aprendí de mi viaje a Vietnam.

Le: Hace unos meses, mi jefe, comenzó a sacar dinero de la empresa para pegarse la gran vida. Cuando su padre, envió el primer deposito, el destinó ese dinero para comprarse un Mercedes.

Cuando me di cuenta, ya era tarde.
Todos los años en la Fiesta de Año Nuevo, es una tradición en Vietnam reunirnos en familia y contar las cosas buenas y malas que hemos hecho.

Este año, mi novia estaba invitada a mi casa, y yo me moría de vergüenza pensando que, por mi dejadez, estaría colaborando a que su grupo llegara a Ho Chi Min y nadie estuviera esperando ya que mi jefe robó el dinero.

¡Eso arrojaría un gran deshonor sobre mí y especialmente sobre mi PAIS!

Por eso, cuando murió su padre, y su hermana Mónica, fue a enviar el segundo depósito una semana antes de la llegada del grupo (eran 36.000 eur).

Yo, truqué las cuentas de email de mi jefe, de manera que cuando el, enviaba un correo a su hermana, lo recibía yo y no ella y cuando su hermana le enviaba uno a Wuan era a mí a quien lo enviaba.

De esta manera, conseguí cambiar el número de cuenta bancario de la empresa por el mío personal. Detuvieron a Wuan. Y el dinero lo tiene Vd. aquí en mi maletín.

Y efectivamente, en su maletín estaba.

La humildad.

Toon: Con ese dinero ¿Tiene Vd. suficiente para llevar a cabo los servicios?

Le: No, calculo que me faltarían 6.000 eur.

Toon: Si se los envío. ¿Me garantiza Vd. que no tendré más problemas?

Le: No. Yo solo tengo 19 años y poca experiencia turística. Pero le doy mi palabra que si confía Vd. en mí, trabajaré lo mejor que pueda.

La cosecha de experiencias.

Visitamos: Camboya, Ho Chi Min, Hanoy, el Delta del Mekong en barca y el viaje esas dos semanas fue un sueño.

Conocer al Sr. Giang: NO TUVO PRECIO. ¡Por cierto me invitó a su boda a los dos meses, pero lamentablemente coincidió con la Semana Blanca y no pude ir!

Cuando me despedí del Sr. Tung éramos una familia, por él hubiera degollado a cualquiera.

He tenido la suerte de acompañar posteriormente a mi grupo de Granada al Perú, Alemania y agosto pasado a NY. La foto del grupo estaba colgada en nuestra web hace poco.

Carmen la anciana de ojos dulces sigue igual de callada, solo saludando por las mañanas.

Fin de la historia.

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El corazón del espíritu de Vietnam

Y nos fuimos de Son La a Dien Bien Phu. Lugar situado en un valle bellísimo donde los franceses en un titánico esfuerzo por defenderse del Vietcom construyeron un fuerte y allí los masacraron dando lugar a su retirada y a la entrada en la guerra de los EE.UU.

Vietnam

Puentes en la Selva

El Sr. Tung, es un hombre bajito, de edad avanzada y robusto (para ser vietnamita). No he visto a un solo obeso en mi viaje.

Micrófono en mano, comenzó a relatarnos con pasión cómo él y sus compañeros trasladaron las piezas de artillería por las montañas, con ruedas de bicicletas o simplemente arrastrándolas.

Muriendo muchos de sus amigos reventados de puro agotamiento. Una vez, llegaron al valle, cavaron un tunel de 40 km, hasta situarse bajo el fuerte y situando una carga de dinamita tremenda.

Volaron el fuerte y comenzaron a bombardear masivamente al resto del ejército francés.

El éxtasis del guía.

En ese momento el Sr. Tung, completamente transportado en el tiempo, “se parte la camisa” al más puro estilo calé, mostrando todas sus cicatrices de los fragmentos de metralla.

Empieza a explicarnos con pleno detalle y gran satisfacción personal como degollaba a los moribundos, dejando sus cuerpos sin enterrar (máxima ofensa según los esquemas vietnamitas) para alimentar a los buitres.

Cuando terminó su explicación:

¿Alguna pregunta?

Yo sí que me hacía una: ¿Habrá llegado la transferencia por Western Unión que me había enviado Mónica para pagar el salario al Sr.Tung?

Como vio que todos atendíamos ese día a sus explicaciones, decidió regalarnos una visita muy especial.

Formando parte del Vietcong

Nos llevó a los túneles y trampas que utilizaba el Vietcom y me utilizó como figurante americano/francés para mostrar tal o cual trampa o tortura.

Me obligó, a meterme en todos los túneles, subirme a árboles y taludes no dudando echarme hojas, ramajes y tierra en lo alto para camuflarme en su clase de guerrilla particular.

El colofón de la visita fue un lugar donde te permitían previo pago, disparar con un M16 o un AK47 a 1 dólar la bala y eso si el muñeco-blanco era un marine (no había otra opción).

Este alojamiento ya es otra cosa.

Y llegamos al hotel y……. ¡era maravilloso! Alrededor de un lago de nenúfares, rodeado de jardines, nos alojábamos en pequeños chalets individuales con todas las comodidades.

Resulta que antiguos combatientes y altas personalidades del partido comunista se alojaban allí para los actos conmemorativos y claro no habían reparado en gastos.

El comedor

Al llegar al comedor, milagro. Mantel y servilletas de tela y cubiertos (no palillos).

La mesa alargada y yo me senté en la presidencia de la misma, dispuesto a vivir el momento, pedí una cerveza.

Cuando trajeron los distintos platos de arroces, carne, etc., pude entender cómo deben comer los monjes cartujos pues ni una voz se oía, después de tres días de ayuno, el raspar del tenedor contra el plato era la única sinfonía.

Todo es cuestión de dialogar.

De repente de la puerta de la cocina que estaba frente a mí, sale muy pausadamente una RATA que de grande que era me dijo o me pareció oír: buenas noches soy su rata personal.

Entonces alcé mis ojos al techo de escayola decorado con motivos chinos del comedor y exclamé como Isaías una oración: ¡

¡Señor!, que no la vean. Pobreticas con lo felices que están comiendo.

Y como San Francisco, otra plegaria: Hermana Rata, ignoro si eres parte de nuestra comida o una visitante ocasional:

¿Te importaría volver a la despensa? Y me escuchó y para los postres mis viudas, ya se habían reconciliado conmigo porque lo que tenían era hambre y no malos sentimientos.

Nos reímos mucho comentando las explicaciones del Sr. Tung e ilusionados esperábamos tomar al día siguiente nuestro avión a la civilización, a Hanoi donde yo tenía que encontrarme con el empleado del Sr. Wuan.

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Historias vietnamitas, 3ª parte

Vietnam

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Si. Me equivoqué y de largo. Si bien los alojamientos en la selva eran muy sencillos, el grupo entendía donde estábamos.

Son La – la Ciudad de la selva

Por eso la perspectiva de llegar a una ciudad, por muy rural que fuera, unida a la dieta prolongada de mandarinas nos hacía soñar cual espejismo en el desierto con que nuestro hotel fuera un resort de lujo con buffet libre.

Si baches hubo en la carretera, socavones tuvimos en las calles de Son La.

VIetnam

Cuando aún no venían masas de turismo,

Vietnam

Con Julio

El hotel

Cuando paramos, le pregunté dos veces al Sr. Tung si ese bloque destartalado de en frente era nuestro hotel.

Resumiendo, carecía de ascensor y estábamos alojados en la mejor planta (la séptima), la puerta de la recepción olía a orines de perro y cuando comenzamos a subir por la escalera a nuestras habitaciones en las tres primeras plantas pudimos comprobar como los clientes locales se instalaban en unas habitaciones colectivas a fumar opio.

Yo intentaba animar al personal, pero mis viuditas tenían la mirada fuera de las órbitas y en algún momento pensé que serían capaces de sacarle zumo a sus bolsos, de tan fuerte que lo agarraban.

Nadie se metió con nosotros, es un pueblo educado hasta cuando están de botellón.

Al llegar a la habitación, pude comprobar que la cama estaba limpia y el único “pero” que le pude sacar fue que el calentador eléctrico de la ducha estaba enchufado a la red a través de unos cables completamente “pelados”.

Me duché con extremo cuidado para que el chorro de agua no se desviara que no era cuestión de electrocutarse.

Mi tío fallece en Polonia de cacería.

De camino a la cena, recibo un msn de mi hermana Mónica comunicando que nuestro tío Fred había fallecido.

Existen 50 tonalidades diferentes del color negro: negro antracita, negro alquitrán, negro asfalto y a partir de esa noche: negro cocina y comedor de hotel de Son La.

Paredes y local más cutre, no he conocido ni conoceré. Volví a sacar la bolsa de mandarinas, pero ni con esas se aplacó el hambre y el cansancio de mi grupo que estalló en abierta rebeldía.

Intentaba poner paz y calma explicando que solo nos quedaban 2 días más de selva y que en esos 15 días de viaje, disfrutaríamos de hoteles de 5 estrellas, pero algunas estaban muy alteradas.

Aunque no era necesario gritarme para avergonzarme, los silencios al fondo de la mesa mientras comían con pena su mandarina eran todavía más hirientes.

Sin embargo, una de las frases que se dijo en voz baja, si me hizo daño: como el padre se ha muerto, esto ya no funciona…

Aguanté el tipo hasta que subieron a la habitación y volví a recordar a mi padre cuando me dijo: Un chino local (Lee Tan Wuan), me está preparando un programa inédito por la Selva incluyendo Diem Viet Fu….bla, bla, bla.

Comienzo a indagar

Esto no cuadra, aquí pasa algo… Bajo a recepción y llamó por teléfono a Lee Tan Wuan.. un empleado al otro lado de la línea responde en inglés:

Toon: buenas noches, necesito hablar con el Sr. Wuan, soy el Sr. Espinosa

Empleado: Sr. Espinosa, el Sr. Wuan está en prisión por estafa. Y yo soy el único empleado que queda en la oficina. No me queda más dinero para atender a su grupo a la llegada a Hanoi.

Toon: ¿Está Vd. ¿Hablando en serio?

Empleado: absolutamente.

Me dio una pájara.

Colgué el teléfono y como un zombie salí a la calle, bullicio, personas, perros, oscuridad, anduve un rato y al llegar a una esquina, me apoye en una pared y me deje caer al suelo y allí quedé durante bastante tiempo.

La gente me esquivaba o pasaba saltando sobre mí, le importaba un carajo porque eso era la Conchinchina y yo extranjero.

Estuve bastante tiempo como ido, pero poco a poco como un ordenador que resetea fue poniendo en orden mis ideas.

Lo primero que pensé fue llamar a casa, pero no quería preocupar a Raquel. Así que regresé a la recepción y llamé a mi hermana Mónica y le expuse el problema.

Decidimos reservar un hotel de 5 ***** para los dos días de Hanoi y así darme tiempo para hablar con la embajada y ver si lo que me había contado el empleado era cierto.

Después fui a ver al Sr. Tung y le expuse el problema de liquidez de la agencia local, prometiendo abonarle sus servicios personalmente tanto a él como al Sr. Ting.

Lo tomó muy bien, y no tengo más que palabras de agradecimiento al apoyo que me brindo dentro de las limitaciones de su cultura.

Lo que ayuda una mano en el hombro.

Y después me dirigí a mi habitación. Cuando iba a entrar, siento que me llaman y me vuelvo.

Era Carmen, una anciana de ojos dulces, piel muy arrugada que había viajado mucho conmigo, pero nunca hablaba más que para saludar por la mañana. Se acercó a mí y me dijo:

Hijo, un hombre no se puede venir abajo por tan poca cosa. Si no eres capaz de superar esto, mejor dedícate a otra cosa.

Fue entonces y solo entonces cuando vi realmente sus ojos. Ojos de alguien que ha pasado mucho en la vida, alguien cuya aparente fragilidad encierra una vida de batallas, de pérdidas pero que no ha dejado de VIVIR.

Volvieron los ojos dulces, me dio las buenas noches (eran las 4 am, me había estado esperando todo ese tiempo…)

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Historias vietnamitas – 2ª parte

Vietnam

Viaje a Vietnam

Relato en clave de humor, de un viaje, cuando este país se abría al turismo. Nada que ver con la actualidad. Aunque entonces viajar allí, tenía otro sabor llamado aventura.

Continuamos en la carretera pegando botes y llegamos a nuestro hotel.

Alojamiento rural.

En Vietnam las casas de la Selva son de madera de Teca. La planta baja, se usa para los aperos de labranza y la de arriba para vivienda común.

Nuestro hotel era igual, pero, las habitaciones estaban separadas por un tabique de tablas entre las que, con poco esfuerzo, veías a tu vecino de habitación.

Lo mejor era el baño….

El suelo de la planta superior tenía una leve inclinación de manera que cuando te duchabas con la manguera de agua fría, tu agua residual, con espuma, etc iba por gravedad hacia el baño de tu vecino, y la de tu vecino al de al lado y así sucesivamente. Imaginad a la persona que tenía la última habitación.

Cuando iba a su baño podía:

A) Hacer sus necesidades de manera totalmente ecológica. Ya que cuando levantabas en asiento del WC, no existía bote sifónico, sino que veías el arrozal.

B) Era el único baño del mundo donde podías sentarte en el trono, ducharte con tu manguera al mismo tiempo que excretabas. O bien tumbarte en el suelo y lavarte con las dos cuartas de agua enjabonada que te llegaba de tus vecinos.

Todo un lujo.

Y por la mañana, despertamos y tras desayunar yuca, nos pusimos en camino para visitar otras aldeas.

Esta era una aldea Thai. Allí, solo los miércoles, celebran un mercadillo y durante el mismo, las mujeres de la tribu, eligen pareja (hablo de las casadas) diferente a su marido, y se suben al bosque.

A la tarde, vuelve cada mochuelo a su olivo y aquí no ha pasado nada. Era curioso comprobar que algunos niños de los Thai, tenían ojos claros…. Los vestidos eran coloridos, las personas super-amables, el sentido de la vida, completamente diferente.

Allí se preocupan del momento presente. En mi foto de perfil, estoy cruzando un puente altísimo sobre un río bravío y muchas traviesas de madera faltaban. Sin embargo, vi niños de 4 años y menos, mujeres mayores, saltando sobre ellas.

La tristeza.

A cada instante yo me ponía triste por la reciente muerte de mi padre, (con 65 años) y, sin embargo, cuantos niños en ese u otros puentes similares que hay por tantos países del mundo, mueren por accidente, y los padres estaban ocupados en sus tareas, como aceptando que esto forma parte de la vida diaria.

Me llamaba poderosamente la atención que le daban mucha importancia a las tumbas. Las decoran profusamente.

La comida

Continuamos por esa carretera infernal. En mi vida, he tragado más polvo y nuestro amable guía me dice:

Sr. Toon!

Dígame Sr. Tung

El Sr. Ting me informa que aquí en selva, restaurante local no es bueno, solo para vietnamitas.

Indeed! Creo que en mis fotos del FB hay algunas, que tomé del restaurante. A la entrada aparece un cerdo despiezado (no se ven los perros olisqueando la carne) y en otra una mujer joven lavando los platos en el W.C.

Sr. ¡Tung!

Si Sr. Toon

¿Puede Vd. ¿Traducirnos el menú?

Tung: claro: primero tenemos cerdo

Toon : pues como que no nos apetece mucho

Tung: pues tenemos también: gato, perro, serpiente, pollo…

Toon: Sr. Tung creo que volvemos al autobús y comeremos las mandarinas que compramos en el mercadillo de los Thai. Y supongo que en SON LA donde vamos a dormir tendremos mejores condiciones higiénicas para cenar. Me equivoqué….

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